Cuando vi a Juan Diego, algo me dijo que estaba equivocado, que él no era Juan Diego, así que, corrí a tratar de verificarlo.
Al intentar comunicarme con él titubeé un poco, pero tenía que hacerlo, entonces volteó y suspiré con una sensación de alivio, pues, efectivamente, no era Juan Diego. Y es que el maldito se había metido a mi cabeza hacía ya varios días y no podía hacerlo desaparecer.
Pero se preguntarán, si no era Juan Diego, entonces, ¿quién era? Pues era Solorzano, el tipo que me dejó de hablar en mi juventud por no haberlo contemplado para el proyecto, pero, te preguntarás, ¿cuál proyecto? El de los chocomiles. - ¿El de los chocomiles? - Si, Juan Diego.
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