Cuando no estoy haciendo algo estoy pensando, y cuando pienso me olvido del presente, trato de anticiparme a los hechos, en el cómo le voy a hacer, o incluso en el cómo he de superar la falla. Cuando voy para atrás, bien podría rescatar algún pasaje agradable dándole de patadas a un balón, o divirtiéndome con mi amigo Ángel en su consola de video juegos. Sin embargo, siempre voy directo a las memorias tristes, aquellas que lejos de hacerme sentir bien, me hacen sentir un poco de nostalgia.
Siempre que me pregunto cuál será la memoria más lejana que puedo traer a mi mente, independientemente de que sea triste o agradable, lo primero que viene a mi mente es la escena de mi madre alzándome justo antes de bajar del camión en un horario nocturno y con algo de gente. La hubicación, blvd. Antonio Madrazo, casi llegando a Vicente Valtierra. Seguramente el estar en brazos de mi madre me hace pensar que fue a una edad muy temprana.
Cuando mis hermanas arrullan a sus hijos con esa canción de cuna que dice "duérmase mi niño duérmaseme ya porque viene el coco y te comerá" casi la escucho con la misma voz de mi madre, esto despierta un sentimiento muy especial que no sabría describir.
Los tiempos han cambiado y el entorno es diferente, seguramente si voltean a su alrededor habrá algo nuevo. Cuando se trata de recordar lugares, para mi hay uno especial que ya no podría ver hoy en día. El sitio era un terreno barbecho al cual mi padre nos llevaba en ocasiones los sábados por la mañana, cortábamos mezquites y los comíamos. Estar bajo la sombra de los árboles y respirar aire puro fue algo inolvidable. Cierto día me bajé con mi madre del camión y caminamos por esa calle, en el concreto de la cera de enfrente, una colonia nueva de Infonavit con algunas casas aún desocupadas. En una de las casas habitadas sonaba una pieza instrumental que desconocía, para entonces yo tenía alrededor de 6 años, pero mi memoria pudo archivarla en un espacio muy cercano a mi consciente. Hace apenas algunos años pude encontrarla en youtube y saber el nombre, Bilitis, Francis lai. Así pues cada que la escucho, me veo a mi mismo, caminando del brazo de mi madre y contemplando el paisaje aquel donde mi padre, algunos de mis hermanos y yo mismo (otra vez) jugábamos con aquel helicóptero al que había que colocar en un soporte, luego sacarle la cuerda a éste con fuerza para que pudiera volar. Actualmente ese terreno está ocupado por un centro comercial llamado Galería las Torres, Walmart.
Siempre que me pregunto cuál será la memoria más lejana que puedo traer a mi mente, independientemente de que sea triste o agradable, lo primero que viene a mi mente es la escena de mi madre alzándome justo antes de bajar del camión en un horario nocturno y con algo de gente. La hubicación, blvd. Antonio Madrazo, casi llegando a Vicente Valtierra. Seguramente el estar en brazos de mi madre me hace pensar que fue a una edad muy temprana.
Cuando mis hermanas arrullan a sus hijos con esa canción de cuna que dice "duérmase mi niño duérmaseme ya porque viene el coco y te comerá" casi la escucho con la misma voz de mi madre, esto despierta un sentimiento muy especial que no sabría describir.
Los tiempos han cambiado y el entorno es diferente, seguramente si voltean a su alrededor habrá algo nuevo. Cuando se trata de recordar lugares, para mi hay uno especial que ya no podría ver hoy en día. El sitio era un terreno barbecho al cual mi padre nos llevaba en ocasiones los sábados por la mañana, cortábamos mezquites y los comíamos. Estar bajo la sombra de los árboles y respirar aire puro fue algo inolvidable. Cierto día me bajé con mi madre del camión y caminamos por esa calle, en el concreto de la cera de enfrente, una colonia nueva de Infonavit con algunas casas aún desocupadas. En una de las casas habitadas sonaba una pieza instrumental que desconocía, para entonces yo tenía alrededor de 6 años, pero mi memoria pudo archivarla en un espacio muy cercano a mi consciente. Hace apenas algunos años pude encontrarla en youtube y saber el nombre, Bilitis, Francis lai. Así pues cada que la escucho, me veo a mi mismo, caminando del brazo de mi madre y contemplando el paisaje aquel donde mi padre, algunos de mis hermanos y yo mismo (otra vez) jugábamos con aquel helicóptero al que había que colocar en un soporte, luego sacarle la cuerda a éste con fuerza para que pudiera volar. Actualmente ese terreno está ocupado por un centro comercial llamado Galería las Torres, Walmart.
Muy chido k... muy chido... no es correspondencia, ni zalamería, en verdad, simple, sencillo y lleno de nostalgia.
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