El día de la final cada uno de
los participantes subió al escenario, siguieron las indicaciones lo más apegado al texto. El sonido del primer
participante era bueno, pero se quedaba corto en interpretación, su rostro
mostraba una gran preocupación por el golpeteo de las cuerdas del arpa. El
segundo participante decidió improvisar un poco luego de que los dedos se
salieran de control por un breve lapso, de cualquier forma logró recuperarse.
El tercer participante y los que siguieron fuero muy precavidos, a pesar de que
la pieza se prestaba para tener un poco más de soltura. Vino la decisión de los
jueces. Uno de ellos se mostró muy severo dándoles a todos la calificación
mínima, sesenta puntos. El segundo juez fue un poco elitista, ya que las
mejores calificaciones se las había otorgado a las dos chicas que habían
logrado calificar a esta última etapa.
Por último, el sinodal más reconocido por la institución en ya un muy
largo periodo, al mismo tiempo que daba su veredicto hacía énfasis en el porqué
su decisión se había balanceado al participante ganador. Todos se sorprendieron
cuando dijo las siguientes palabras, “es lo más horrible que he escuchado en mi
vida”.
12 Marzo 2017
12 Marzo 2017
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