Dónde queda la razón cuando mi mente ya ha hecho las conjeturas necesarias para boicotear mi entendimiento.
Pero, ahí sigue, esperando el momento de mi reacción. "Pobrecillo" dice, tan fácil que es ir un pie tras otro pie, franqueando el paso con la cara al frente y los ojos bien abiertos, ciegos ante las tentaciones.
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