domingo, 30 de marzo de 2014

POR LA VENTANA

Todavía recuerdo aquellos días en que me la pasaba con los chavos de la cuadra jugando hasta más no poder. Al final terminábamos sentados fuera de la casa de alguien, haciendo comentarios referentes a las actividades que habíamos realizado; el partido de fut, las escondidas, los trompos, las canicas, el "bate" (diríamos en aquel entonces), otra veces contábamos chistes. Sin embargo, no faltaba la ocasión en que nos poníamos a hablar de cosas de terror, casas embrujadas, personas extrañas, raros sucesos, etc. Cuando al fin escuchaba el grito de mi madre pidiéndome que me metiera a dormir, me ponía de pie y caminaba hacía la casa con cierto temor, casi como si algún ente maligno caminara a mi lado.

Un día, mientras dormía, tuve la sensación de ver a alguien trepar por la protección de la ventana que tenía en frente del colchón donde yo me acostaba. Normalmente mi hermano, dejaba abierta  la ventana para que entrara un poco de aire, el cuarto era pequeño y cuando no lo hacía el calor era insoportable. 

Cuando hacía aire, la cortina se movía, y se podía sentir el fresco que recorría el cuarto, pero eso no me brindaba comodidad, yo tenía que taparme el rostro por completo para que mis perturbadoras ideas no se mezclaran con la realidad.

Hoy que me acuerdo, me gusta imaginar que hasta pudo ser un extraterrestre, pero claro, en aquel entonces esa idea hubiera sido igualmente aterradora.

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